miércoles, 29 de enero de 2014

Para que luego digan que no pensamos en todos... - La antropometría

¡¡Hola a tod@s!!

¿Que tal se está en la silla en la que te sientas? ¿Es cómoda? ¿Llegas con los pies al suelo y tus rodillas forman un ángulo de 90º? Es muy probable que si se sienta otra persona sus respuestas varíen. Somos todos tan diferentes... y eso puede llegar a ser un "problema" a la hora de diseñar un objeto. Dimensionar algo para que todo el mundo sea feliz cuando lo use es muy complejo y nunca lloverá a gusto de todos. 

Normalmente estaréis pensando de la ergonomía, sin embargo, esta es una gran incomprendida. Abarca campos que jamás se nos ocurriría: la correcta iluminación, la protección contra ruidos, el ambiente térmico, la cantidad de energía que consumimos al realizar una tarea concreta... todo eso y mucho más lo estudia la ergonomía. Pero hoy os quiero contar un poco más sobre uno de esos campos de estudio: la antropometría. 

Lo que pretendemos con la antropometría es configurar un objeto de acuerdo con las dimensiones de nuestro cuerpo. Existen teorías que afirman que con saber una de las medidas de nuestro cuerpo, por ejemplo la altura, podrían estimar cuanto miden nuestros brazos, manos, piernas... Sin embargo esto no es del todo real ya que nuestros cuerpos no son perfectos ni siguen normas fijas. Normalmente a la hora de diseñar un objeto se puede plantear sus dimensiones atendiendo a la cantidad de gente a la cual está destinada:

  • Si está destinado a una única persona: lo podemos relacionar con un traje a medida, un audífono o implantes médicos. En estos casos se toman medidas directas de la persona en concreto. Esta tarea es costosa y laboriosa, por lo que hay que saber bien que medidas son las necesarias. En el caso del audífono lógicamente no nos interesan las medidas de los brazos ni la altura del individuo pero si los detalles de su pabellón auditivo. Esta forma de diseñar sería la ideal pero sabemos que esto resulta imposible en la mayoría de los casos por que su precio se suele disparar. 

  • Diseñado para un grupo reducido: cuando hablamos de  reducido la cifra puede variar, pero es más sencillo explicarlo con un ejemplo. Pongamos el caso en el cual se desea crear un nuevo puesto de control de una central eléctrica en la que buscan la máxima comodidad de sus empleados. Uno de los paneles será usado por 5 individuos: hombres y mujeres de diversas alturas. A la hora de diseñar los mandos tendremos que tener muy en cuenta, por ejemplo, que el mando que esté más alejado lo pueda alcanzar la persona con el brazo más corto (usualmente la más bajita). Así pues en este caso tenemos que tener en cuenta a la persona más baja del grupo. Si ahora nos fijamos en la mesa podemos ver como en muchas mesas a las personas altas no nos dejan colocar cómodamente las piernas: o no las podemos estirar del todo, o no podremos apoyar los pies en el suelo sin que nuestras rodillas choquen con la mesa. En este caso habría que tomar como referencia al mas alto del grupo ya que si este está cómodo los demás también lo estarán.

  • Diseñado para un grupo: En este caso nos enfrentamos ya a un grupo mayor. Puede que no podamos medir a todos los individuos directamente pero podemos establecer un rango aproximado de valores. En algunos casos se puede dejar un poco de lado el aspecto económico (la mayoría de estas soluciones suelen implicar un mayor coste de elaboración y por ello de venta) para lograr un objeto que se pueda adaptar a más de un caso. Un ejemplo podría ser las sillas que nos permiten regular la altura. Con estas podemos satisfacer nuestras necesidades dentro de un rango de altura de la misma. Sin embargo, siempre habrá personas que considerarán que esa silla es demasiado alta o baja para ellos. 

  • Diseño para el gran público: Es el más habitual en la mayoría de los objetos cotidianos. Se parten de datos recogidos en estudios previos o en alguno realizado pro la propia empresa. Con los mismos se hace un análisis estadístico y se decide el rango de valores en el que se establece la mayoría de la población (la media), y se suelen tomar estos valores como referencia para la creación del objeto. Esta medida no se adapta completamente a nadie (no existe el individuo medio perfecto) pero todos podemos usar el mismo dispositivo, por lo que se abaratan los costes al tener que crear tan solo un modelo. 
Este es uno de los pequeños dilemas que surgen en la cabeza de los diseñadores ( y sobretodo en la de los ergónomos) a la hora de crear un objeto. Se han de plantear quien será el destinatario principal e intentar adecuar su objeto al mismo con el fin de que el usuario esté complacido ante el producto. 

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