¡¡Hola a tod@s!!
Ya se acerca el año 2014 y espero que esta noche todos os lo paseéis bien con vuestras familias y amigos. Y sé que hoy la mayor parte de España estará atenta a un único objeto: el reloj de las campanadas. Es por ello que hoy no os traigo concursos sino un poco de su historia, para que cuando lo veáis esta noche sepáis un poquito más sobre él.
Este reloj en realidad se llama Reloj de Gobernación aunque también es muy conocido por Reloj de la Puerta del Sol. Está colocado en la torre de la Casa de Correos de la Puerta del Sol en Madrid.
Desde el siglo XVIII la Puerta del Sol era un lugar muy frecuentado y el antecesor de nuestro reloj estaba en la fachada de la Iglesia del Buen Suceso. Sin embargo, este reloj era un tanto odiado ya que nunca marcaba bien la hora. En el 1854 se derribó dicha iglesia y se dice que ese mismo reloj fue el que se llevó a la Casa de Correos (aunque hay quien dice que se retiró y se sustituyó por otro). Fuese lo que fuese, ese reloj seguía parándose constantemente atormentando a los madrileños de la zona.
Viendo esto en unos de sus viajes, el famoso relojero leonés José Rodríguez Losada, decidió donar un reloj suyo para suplantar aquel. Así creó este reloj, muy preciso ya que solo se retrasa cuatro segundos al mes gracias a su maquinaria, y lo donó completamente gratis. Tardó tres años en construirle pero finalmente fue inaugurado en el 1866 con motivo del cumpleaños de la reina Isabel II.
Lo que todos conocemos mejor son sus campanadas, que a veces pueden ser un poco liosas. Esta característica particular de la maquinaria del reloj es la que suele dar lugar a confusiones en la celebración del ritual anual de las doce uvas. Los toques de los cuartos se producen a intervalo de un segundo. Los de las horas a tres. Al acabar la sonería de los cuatro cuartos (cuatro toques de dos campanadas) da lugar a las campanadas de la hora. La bajada de la bola se realiza unos 28 segundos antes de las doce de la noche del 31, la bola del reloj bajará para anunciar que el año está a punto de terminar. Así como sabéis hace años, en el 1890-1990 nos quedamos sin uvas ya que Marisa Naranjo confundió los cuartos con las campanadas.